domingo, 19 de octubre de 2014

Machu Pichu: maravilla del mundo

Cuzco, 18 de octubre de 2014

Después de levantarnos durante todo el viaje a las 6 de la mañana sin que llegase a sonar nuestro despertador, justo hoy, el día más importante, nos quedamos dormidos. Nos teníamos que levantar a las 3,55 de la mañana para empezar el trekking a las 4,30 y desayunar tranquilos, pero con estos horarios a mí se me fue la mano con el despertador y lo puse a las 4,55. Por suerte el dios del viaje nos echó un cable y despertó a Javi justo a las 4,30 de la mañana... así que a toda velocidad nos vestimos, cogimos nuestras cosas y pusimos rumbo al primero de los controles de Machu Pichu. 



Todavía era de noche y no había nadie por el pueblo. Sólo se oía el sonido del río que llevábamos tres días remontando y se veía la luz de algunos frontales a lo lejos. A las 5 abría el primer control en la base de la montaña de Machu Pichu y cuando llegamos, 10 minutos antes de la hora, ya había algo de cola para ser los primeros en subir. A esas horas todavía hacía frío pero la emoción hacía que nada importase.


 A la hora en punto se abrían las puertas y comenzaba nuestro ascenso a la montaña. En total eran 1789 peldaños cubiertos por la vegetación. Poco a poco la noche iba dejando pasando al día y cuando estábamos a mitad de la subida pudimos hacer algunas paradas para descansar, tomar agua y disfrutar de la vista. Las nubes estaban bajas y cubrian partes de las montañas, daban un aire misterioso al valle de los Incas. 



El esfuerzo te deja empapado en sudor y la humedad es alta, por lo que es conveniente llevar una camiseta de repuesto para cambiarse cuando se alcanza la cima, nosotros no llevamos y arriba el primer rato pasamos hasta frío. También es importante llevarse agua y comida, ya que los puestos que hay en lo alto de la montaña son carísimos. Nosotros cargamos con 5 litros de agua para el día para los dos y aun así tuvimos que comprar una botella de medio litro de agua por la que nos cobraron 8 soles, unos 2,5 euros. Para los que están menos en forma hay otra forma de subir a la cima menos deportiva pero mucho más cara. Unos buses conectan el pueblo de Aguas Calientes con Machu Pichu durante todo el día. El pasaje cuesta 10 dólares, tanto el de ida como el de vuelta.


Si se va a pasar el día en Machu Pichu o se tiene contratado Wayna Pichu o la Montaña, mejor subir en bus, ya que se puede acabar agotado al finalizar el día, nosotros entre que no teníamos ya mucho dinero y que queríamos vivir la subida, decidimos hacerlo andando, y pese al cansancio, no me arrepiento.


Llegamos 10 minutos antes de las 6 de la mañana, la hora en la que Machu Pichu abre cada día sus puertas a los turistas. Los controles son bastante exhaustivos y aparte de tu boleto de ingreso tienes que mostrar tu pasaporte para certificar que esa entrada es para ti. La entrada a Machu Pichu está limitada a 2000 personas al día y la de WaynaPichu y la Montaña a tan sólo 200, por lo que es necesario comprarlo con antelación. En el caso de que se quieran WaynaPichu o la Montaña, habrá que mirarlo con un mínimo de dos meses de antelación y entre ambos, siempre es más aconsejable coger WaynaPichu y a ser posible en el primero de los turnos de entrada a las 8 de la mañana. El siguiente turno es a las 10, pero hay más gente y además te cruzas con los que bajan del turno de las 8 de la mañana.


Pasado el control tuvimos ya nuestra primera visión de la ciudad de Machu Pichu... desgraciadamente el día estaba nublado y amenazaba lluvia. Aun así la primera imagen que tengo de Machu Pichu es hermosa. Las nubes cubrían parte de la ciudad e iban dejándote ver algunas de las construcciones y terrazas que se encontraban bajo nuestros pies... a ratos se veía Wayna Pichu y poco a poco los turistas iban llegando haciendo que la ansiada foto de Machu Pichu sin gente alrededor fuera más complicada. 


Sin lugar a dudas Machu Pichu tiene todo el derecho a ser considerada una maravilla del mundo... el conjunto es bello pero también tiene un halo de misteriosidad que lo hace aún más especial. Objetivamente las ruinas en sí (y aquí muchos se me lanzarán encima) no son especialmente increíbles ni bonitas, ni están especialmente bien conservadas. En Europa tenemos ejemplos de ciudades mucho más antiguas mejor conservadas y con estructuras aún más espectaculares. Hay que recordar que Machu Pichu data del año 1500 y en esa época en Europa ya existían bellísimas catedrales artística y arquitectónicamente mucho más avanzadas que las construcciones de Machu Pichu. También había ciudades mucho más grandes mejor organizadas. Pero aún así, Machu Pichu es especial... El haberse perdido durante 4 siglos, el ser el último vestigio del esplendor de la cultura inca que fue destruida por los conquistadores y por supuesto su entorno lo hacen diferente al resto de maravillas que he podido ver.



La explicación con nuestro guía Juan Carlos duró 2 horas y tuvimos la suerte de estar nosotros solos con él ya que para el resto de gente había un guía en inglés. Nos mostró alguno de los lugares más emblemáticos de las ruinas, como el templo de las tres ventanas, el del cóndor, las terrazas de cultivo, la casa del guarda, etc... Y nos dió datos interesantes sobre Machu Pichu, pero todos ellos conjeturas. No hay nada claro acerca de cual era su uso, si era una residencia de verano del último emperador inca, si era un lugar de culto... 



Machu Pichu es un laberinto de casas, pasillos y callejuelas. Cuando te metes dentro es difícil orientarse, si quieres llegar a un sitio en concreto darás varias vueltas hasta por casualidad encontrarlo. Este factor de exploración es lo que hace a esta maravilla del mundo especialmente interesante. 


A las 8 de la mañana, nos despedimos de nuestro guía del camino Inca y del grupo... la vuelta a casa ya era cosa de cada uno de nosotros y teníamos todo un día para disfrutar de Machu Pichu. Desde las 6 de la mañana hasta las 16 de la tarde... 10 horas y aun así no fue suficiente, pero como dijo Olivia, una de las chicas americanas "seguramente sólo esté en Machu Pichu un día en toda mi vida, tengo que aprovechar esto al máximo".

Corriendo fuimos a la entrada a la montaña de Wayna Pichu. Nuestro ingreso era de 7 a 8 y eran las 8,20 cuando llegamos. Aunque los guardias de la puerta nos miraron un poco mal, nos dejaron pasar. Ahí empezó el segundo de los trekking del día: subir a Wayna Pichu no es algo para todos los públicos... es un trekking complicado y aun así en la subida veías a gente bastante mayor e incluso con bastón alcanzando la cima. El camino es muy estrecho e irregular y con suerte tenemos tramos donde hay una cuerda donde agarrarse. Al otro lado precipicio y al fondo Machu Pichu. Las vistas bien merecen la pena el esfuerzo. La vista desde lo alto de Wayna Pichu, donde hay algunas ruinas más, bien merece la pena. Poco a poco el día se iba despejando e incluso comenzó a hacer bastante calor. El último tramo ya en las ruinas es sólo para los más aventureros, hay que arrastrarse bajo una piedra, subir unas escaleras de madera y ahí acabas en lo más alto de WaynaPichu, con todo el valle a tus pies.




Para bajar todo está permitido, lo más común es bajar de espaldas o con el culo en el suelo para evitar caídas que podrían ser fatales. Cuando se baja hay una señalización que te indica la bajada y otra que te lleva a... "La Gran Cueva". En la señal no dice a cuanto se encuentra la gran cueva, qué es, si realmente merece la pena pero con ese nombre... quién se resiste? Javi y yo decidimos tomar ese camino. Cuando llevábamos 20 minutos andando y bajando por la montaña ya no sabíamos si nos habíamos equivocado o si realmente la cueva estaba al lado del pueblo y nos íbamos a tener que bajar toda la montaña. Realmente no fue ni una cosa ni otra, pero la caminata nos llevó casi 4 horas.


Al parecer hay dos formas de bajar de Wayna Pichu, una de ellas por donde se ha subido, y otra pasando por la Gran Cueva. Si no se quieren gastar muchas energías la primera es la más adecuada, pero si se quiere ver una parte de Machu Pichu más inexplorada a la que apenas gente accede lo mejor es hacerse el trekking de 4 horas de la Gran Cueva. Se baja la montaña por la otra cara, descendiendo incluso por escaleras de mano hechas de madera de más de 15 metros pero cuando uno llega a las ruinas de la Gran Cueva, siente que está en un sitio especial y menos explorado. Si se tienen fuerzas y ganas, es muy recomendable.


Por suerte desde la Gran Cueva no tenemos que deshacer todo el camino hecho sino que se puede continuar por un sendero que nos lleva al control de entrada de Wayna Pichu. Por el camino veremos algunas ruinas más. El camino es duro y cansado, con continuas subidas y bajadas, pero la satisfacción es grande. Salimos de Wayna Pichu casi 4 horas después de haber comenzado nuestro ascenso, casi a la hora de comer. Decidimos salir fuera del recinto para comer algo y beber, ya que como comenté está prohibido comer dentro de Machu Pichu.


De vuelta nos quedaban algo más de 3 horas para visitar toda la ciudadela de nuevo con más calma e ir al Templo del Sol y el Puente Inka. Parece mucho tiempo, pero ya sólo llegar al templo del sol nos costó casi una hora andando, pese a que desde el propio Machu Pichu parece que está relativamente cerca. Esto, unido al cansancio acumulado del Wayna Pichu y en general de todo el viaje, hizo que tuviéramos que sacar nuestro último día fuerzas de donde apenas quedaban. Lo más destacable realmente del templo del sol son las vistas que desde allí se tiene de Machu Picchu. A mitad de camino hay un Tambo desde donde también se pueden hacer buenas fotos.  El templo del sol no son más que otras ruinas más del asentamiento, más importante por lo que fueron en su momento, que por lo que son en la actualidad. Una de las entradas a Machu Picchu y el  lugar donde se hacían las ceremonias relacionadas con el solsticio de junio.


Machu Picchu se va disfrutando más según va pasando el día y la gente va retornando a aguas calientes... cada vez hay menos turistas en la ciudadela y hacer fotos y pasear por el laberinto de casas sin el agobio de la multitud es un privilegio. Nosotros decidimos ya visiblemente cansados dar nuestro paseo por las ruinas. La verdad es que ha sido uno de los días más cansados que recuerdo de toda mi vida y eso para alguien que ha corrido la maratón de Madrid es mucho decir. No sé ni la cantidad de veces que acabé empapado por el sudor para secarme después... según pasaban las horas las botas cada vez pesaban más y el dolor de piernas empezaba a ser mayor. 



Hay que tener en cuenta que visitar Machu Pichu no es como andar alrededor del Taj Mahal, el Coliseo, el Cristo de Corcovado o las Pirámides Egipcias... su extensión es enorme y el terreno donde está muy abrupto. Sólo la Muralla China, y en algunas zonas, es comparable con esto y aún así, en ella sólo estaremos un par de horas a lo sumo.. no da para más de 12 horas de visita como el Machu Picchu


Quedaba poco para que Machu Picchu cerrara y decidimos ir a toda velocidad al Puente Inka. Posiblemente no volvamos a estar en Machu Picchu y queríamos irnos con la sensación de que habíamos visto todo lo que esta maravilla del mundo tenía que ofrecer. El puente Inca está bastante más cerca que el templo del sol, pero aun así se tarda unos 20 minutos en llegar a él. El camino es de los más bonitos: las teorías dicen que este fue el camino que usaron los habitantes de Machu Pichu para abandonar la ciudad cuando se fueron hacia el Perú amazónico. Desde lo alto puede verse el final del camino Inca que hicimos el día anterior. El puente en sí no es gran cosa, una tabla que hace de puente y salva un barranco. Impresiona más por lo que representa que por lo que realmente es, pero su visita merece mucho la pena, más incluso que el templo del sol.


Ya eran las cuatro de la tarde y cada vez hacía más frío. Aquí por el día hace bastante calor, pero cuando empieza a anochecer la temperatura cae. Decidimos después de más de 12 horas despedirnos de este maravilloso lugar. Aun agotados hicimos el descenso de la montaña andando... los 1789 peldaños que subimos con ilusión por la mañana se hicieron muy pesados y bajarlos fue bastante peor que subirlos. Llegamos al hostel a las 17,30 de la tarde, pero hasta las 21,40 no salía nuestro tren hacia Cuzco.


Estábamos sudados, olíamos fatal y teníamos hambre. En el hostel nos hicimos unos bocadillos con parte de la comida que nos había sobrado de la compra del día anterior y después de comer decidimos ir a disfrutar de Aguas Calientes como habíamos hecho en hot springs dos días antes durante el Camino Inca. Así aprovechábamos, nos duchábamos y nos cambiábamos y hacíamos el camino de vuelta limpios y aseados... Las aguas termales de aguas calientes estaban a 5 minutos andando del hostel y su entrada eran 10 soles, el doble que habíamos pagado en hot springs... y la diferencia era más que notable. 


Estas aguas termales estaban llenísimas de gente a las que se permitía beber alcohol dentro de la piscina... el agua era turbia y sinceramente ni a Javi ni a mi nos agradó meternos, pero era tal nuestro olor y suciedad que decidimos darnos un breve chapuzón... Aparte las únicas duchas que había en el lugar eran exteriores y de agua fría... en fin, poco más de media hora estuvimos allí, lo justo para cambiarnos. Y eso que nos encontramos con una pareja de Cádiz con los que estuvimos hablando un rato. Además pese a que normalmente las aguas termales abren hasta las 22 de la noche, ese día cerraban antes porque al parecer les cortaban la luz. 


Las dos horas que nos quedaban por aguas calientes las dedicamos a merodear por el mercado artesanal que hay cerca de la estación. A las 21,40 nos subimos al último tren en dirección Ollantaytambo, allí una furgoneta nos recogería para llevarnos a Cuzco, a donde llegaríamos a la 1,30 de la mañana. Ni que decir tiene que fue subir al tren y caer profundamente dormidos. Cuando llegamos a nuestro destino nos encontramos con una desagradable sorpresa, como no, una vez más, nadie había venido a recogernos. El resto de turistas se iban subiendo en sus furgonetas en dirección Cuzco y a nosotros no nos vino nadie a recoger. Pasados 10 minutos llegó un hombre que nos dijo que nos subiéramos a la furgoneta que era él quien tenía que venir a buscarnos. La verdad es que ni nuestros nombres, ni pizarra con el nombre del hostel ni nada pero estábamos tan cansados y vimos que llevaban a otros turistas que habían hecho el camino Inca que nos subimos a la furgoneta, para habernos secuestrado...


El viaje en la furgoneta fue de todo menos tranquilo. La noche era cerrada y el conductor iba a una velocidad endiablada adelantando con imprudencia, con lo cansados que estábamos no pudimos pegar ojo atentos a la carretera. A mi lado iba una mujer con su hijo de dos años que además se sintió molesta cuando entré en la furgoneta porque la quitaba su sitio  y eso que mi posición para caber era bastante incómoda... Javi no tuvo mucha más suerte con su sitio. Todo ello aderezado con algunas canciones andinas interpretadas por una suerte de "Wendy Sulca" que cantaba algo así como "mi novio me ha dejado, porque he sido mala con él..." pena de no haber enchufado el shazam para capturar la canción y bajármela luego de iTunes... 

A la 1,30 de la mañana llegamos por fin a Cuzco después de 21 horas... agotados pero con uno de los mejores recuerdos que tendremos en nuestras vidas. Machu Picchu es Perú y aunque los atractivos del país son muchos, la última gran ciudad inca hace que sólo por ella, merezca la pena visitar el país. Por ello y por la música andina... os dejo un ejemplo:

https://www.youtube.com/watch?v=oN5tZ_X0dSo

No hay comentarios:

Publicar un comentario