viernes, 10 de octubre de 2014

Una Lima diferente

Lima, 9 de octubre de 2014

La selva no quiso despedirse de nosotros con tormenta. Hoy fue la primera noche que no llovió, y al no llover parece que los animales estuvieron de fiesta por el techo de paja de nuestra cabaña. Durante toda la noche tuve un mono gritón en mi cabeza y varias ranas debían de estar en la habitación de al lado.



En el desayuno coincidimos con una pareja americana que nos contaron que su plan pasaba por acampar al aire libre en medio de la Selva... Bastante inconscientes, teniendo en cuenta que no sólo les comerían los mosquitos y tendrían que aguantar las fuertes tormentas nocturnas, sino que también se tendrían que enfrentar a la peligrosa serpiente txutxupa y a un jaguar agresivo que era la noticia de la zona por haber atacado a un caballo y una niña.

A las 8 de la mañana nos despedimos de toda la gente de San Pedro, incluida la perrita Susy y pusimos rumbo a Iquitos para coger el avión. Por última vez recorrimos con nuestra barca el riachuelo que llega a la comunidad y disfrutamos de los sonidos y vistas del Amazonas. Creo que es la primera vez que siento una sensación de pena al abandonar un lugar de vacaciones. Toda la gente del Lodge fueron tan amables con nosotros y nos mostraban su hogar con tanto entusiasmo que dan ganas de pasar allí una temporada larga.




En tan sólo tres horas pasamos del frondoso y colorido Amazonas al desértico y gris Lima tan sólo pasando la cordillera de los Andes. Lima es una ciudad donde el cielo está casi siempre cubierto y el gris impera en sus colores. El cielo no es azul, y por lo que nos dicen apenas lo está nunca. Es como si en cualquier momento fuera a romper a llover, pero eso es algo que nunca ocurre. En Lima apenas llueve en todo el año.

Del aeropuerto nos dirigimos directos a nuestro hostel, en el barrio de Miraflores. Este barrio es uno de los más ricos de la ciudad y está relativamente lejos del centro de la ciudad con el que poco tiene que ver. El centro es más pobre, los edificios muestran decadencia y Miraflores se ve más europeo, de hecho es aquí donde viven los europeos que vienen a trabajar a Perú, cosa que cada vez está siendo más común según nos cuenta la gente, sobre todo españoles. 



Entre el centro y Miraflores están los rascacielos de las grandes compañías. Miraflores es un barrio muy seguro, con comercios y bastante vida en las calles. Las viviendas son para gente pudiente y se nota, la mayor parte están rodeadas de vallas electrificadas. 

Cerca de nuestro alojamiento, el Ekeko hostel (por cierto nada recomendable) había unas ruinas de una cultura anterior a la Inka de la que no habíamos oído nada, la Huaca Pucllana. Aquí lo llaman cultura Lima y tienen varios cientos de años antes. Los restos arqueológicos ocupaban una parcela bastante importante y básicamente eran unos muros de barro con una alta pirámide en el centro a la que se podía subir. Al parecer hay algunos restos más por Lima pero estos son de los más importantes y mejor conservados. Aún así, gran parte de estos restos se encuentran destruidos por la urbanización de la ciudad en los años 60.



Al parecer en este lugar se hacían enterramientos y sacrificios humanos. Una hora duraba la visita guiada que resultó bastante interesante. Aparte de los restos arqueológicos tenían un pequeño huerto con algunas de las plantas que cultivaban en esta cultura (yuca, patatas, algodón) y animales, entre ellos la Alpaca y el gracioso Cui, una bonita cobaya que es un plato típico de aquí. 

Entre los datos más interesantes, nos contaron que al igual que en Cuzco se adora al dios sol porque les ilumina y da calor contra el frío, aquí en Lima se adoraba a la luna y al mar. La razón es que el mar les daba alimento y la luna protección por la noche, el sol no se adora porque Lima siempre está cubierto y tiene mucha menos importancia.



De la Huaca nos fuimos a pasear por Miraflores... No hay mucho más que ver en este barrio... El parque Kenedy, una pequeña iglesia y poco más... Andando un poco más se llega a barranco, un barrio con bares y discotecas y al acantilado que deja ver la playa y el pacífico desde una posición muy elevada y todo el perfil costero de Lima.



Siguiendo por el malecón se llega al parque del amor, presidido por una gran estatua de una pareja basándose y con un enorme banco azulejado donde aparecen escritas distintas frases de amor, tanto de personajes célebres como Pablo Neruda como de autores anónimos. Es un lugar bonito para acabar el día.



Del parque del amor decidimos ir a cenar, llevábamos todo el día en pie con tan sólo el desayuno de San Pedro y el snack del avión. Nuestra idea original era ir a cenar ceviche, pero por el camino se cruzó la comida rápida y al fin y al cabo llevábamos 5 días comiendo cosas típicas en el Amazonas. Para no ser excesivamente típicos cambiamos McDonalds por Bembos, una de las cadenas de hamburgueserías del Perú. Digamos que era comida rápida pero adaptada. Las hamburguesa tenían frijoles, yuca o ají (una salsa picante típico de aquí). El precio al nivel de España aunque la carne era muy buena.



Después de cenar, y ya de camino al hostel paramos en un mercado de artesanía permanente que hay en Miraflores. Aquí todo es tan... tan.... colorido... y... andino, que la verdad no dan ganas de comprar muchos souvenirs... Al menos compramos una pequeña cartera para llevar el bote. Creo que a la única persona a la que podría llevar algo de aquí es a mi "colorida" amiga Diana.



Aunque Lima no es el Amazonas nos metimos pronto en la cama. Nuestro bus hacia Paracas salía a las 6,40 de la mañana.

1 comentario:

  1. Me tenéis enganchadita al blog!! Me está encantando vuestra aventura y las fotos.
    Por cierto seguirán vivos los americanos??.. jajaja. Yo no haría acampada libre en la selva ni loca!!.

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